La ambición humana y su deseo por el espectáculo llevó a organizar una acción masiva para batir el Record Guinness, pero sucedió algo inesperado.
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El 27 de septiembre de 1986 se eligió como el día para lanzar al cielo 1 millón de globos con el objetivo de apoyar a la organización sin fines de lucro United Way of América, una de las más grandes del mundo, que se dedica a desarrollando programas de educación para la comunidad y el medio ambiente.
Todo iba perfecto para los organizadores que habían invitado a unas cien mil personas a la plaza pública en Cleveland, en Ohio (Estados Unidos).
Había botellas de helio para llevar la enorme cantidad de globos y todo el proceso se fue cumpliendo hasta la hora en que se soltaron.
Dos muertos
El ballonfest llenaría el cielo de globos de colores, pero nadie calculó la dirección de los vientos o las condiciones climáticas. Cuando soltaron las piezas plásticas, cientos de miles dejaron de elevarse y las corrientes de aire los llevaron hasta zonas costeras, donde comenzaron a caer.
En ese instante dos pescadores, Raymond Broderick y Bernard Sulzer, cayeron de un barco que transitaba por aguas heladas y era necesario comenzar su rescate.
El 60% de los globos cayeron sobre el lago Erie, lo que dificultó a los rescatistas poder observar a los hombres que por algunos minutos se mantenían a flote esperando por la ayuda. Las cabezas de los pescadores se confundían con los globos de todos colores que rodeaban el lugar.
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Como resultado, Broderick y Sulzer fallecieron y fueron hallados después flotando en la costa. Los reportes de la época, reseñados por El Universal cuentan que ni con helicópteros podían reconocer nada por la brumosa situación de los globos cargados de helio presentes en todo el ambiente. “El piloto me dijo que era como volar a través de un cinturón de asteroides, simplemente no podía ver. Los globos en el agua parecían cabezas”, recordo el meteorólogo Scott Sabol.
Contaminación y muerte
Hoy en día se siguen realizando acciones poco amigables con el ambiente, en especial se siguen utilizando globos para miles de eventos sin tomar en cuenta que se trata de piezas de plástico que van a parar a los mares y por consiguiente a la cadena alimenticia de cientos de especies de aves y peces.
Han pasado 27 años desde aquel evento en Cleveland que pretendía batir un récord pero que dejó al menos dos personas muertas.
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