Por primera vez en su papado. Francisco ha declarado públicamente que ya entregó su carta de renuncia para cuando su salud le impida ejercer su cargo como máximo representante de la iglesia católica.
“Ya he firmado mi renuncia. El secretario de Estado en ese momento era Tarcisio Bertone. Lo firmé y dije: ‘Si sufriera una discapacidad por razones médicas o lo que sea, aquí está mi renuncia’”, reveló el pontífice de 86 años, reseñó CNN citando al medio español ABC que dio la primicia.
Es vieja
Aclaró el papa que la carta tiene varios años entregada. “No sé a quién le entregó esa carta el cardenal Bertone, pero se la entregué cuando era secretario de Estado”, dijo Francisco, quien agregó que otros papas como Pablo VI y Pío XII también habían redactado cartas similares.
Se aclaró que Francisco goza de buena salud a sus 86 años, pero genera mucha suspicacia el hecho de que haya hablado públicamente de su voluntad de no morir ejerciendo el papado como lo hizo Juan Pablo II y que se le permita abandonar el cargo y que nombren a otro representante de la iglesia.
Para quienes lo han visto en silla de ruedas o prácticamente sin viajes al exterior, se explica que Francisco sufre de la rodilla, ha sido operado y mantiene una larga terapia de rehabilitación, lo que lo hace tener mucha menos actividad pública en los últimos años. A Francisco, de nacionalidad argentina, también le extirparon parte del colon por sufrir de diverticulitis.
En 2013, su antecesor Benedicto XVI sorprendió al mundo renunciando a su cargo, algo que no había expresado en ninguna carta, sino que lo decidió de manera súbita alegando su avanzada edad.
Quiere que se sepa
“¿Quiere que esto se sepa?”, preguntaron a Francisco los dos entrevistadores del medio ABC. “Para eso lo digo. Ahora alguno irá a pedírselo a Bertone: “¡Deme el papelito!”, concluyó entre risas.
Los reporteros no perdieron tiempo en consultarle sobre otros asuntos tan polémicos y profundos como el caso de las víctimas de los abusadores sexuales que ha habido y hay dentro del clero en todo el mundo.
Ante este punto dijo: “Son personas destruidas por quien tenía que haberlas ayudado a madurar y a crecer. Eso es muy duro. Aunque hubiera un solo caso, es monstruoso que la persona que te tiene que llevar a Dios te destruya en el camino. Y sobre esto no hay negociación posible”, citó Vatican News.
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