La construcción de las pirámides de Egipto ha sido objeto de debate y mitos durante siglos, con la creencia ampliamente aceptada de que fueron construidas por miles de esclavos que trabajaron bajo condiciones extremadamente duras. Este concepto, popularizado por Heródoto y perpetuado en películas de Hollywood, ha sido objeto de escrutinio en los últimos años debido a descubrimientos arqueológicos y análisis de textos.
Uno de los puntos más controvertidos es el número de trabajadores involucrados en la construcción de las pirámides. Heródoto afirmó que el faraón Keops ordenó a todos los egipcios trabajar en la Gran Pirámide y sugirió que se necesitaron hasta 100,000 trabajadores. Otros informes hablan de 360,000 hombres trabajando en ella. Sin embargo, investigaciones actuales estiman que la cantidad real de trabajadores fue de entre 25,000 y 30,000.
¿Quiénes construyeron realmente las pirámides?
La organización de esta fuerza laboral era esencial para llevar a cabo la construcción de las pirámides. La coordinación efectiva de trabajadores en diversas funciones era crucial para completar este proyecto monumental. Había canteros, responsables de extraer materiales de canteras distantes y enviarlos a las obras.
Los responsables del suministro de materiales, como alimentos, combustible y herramientas, también eran parte de este complicado sistema. Un documento de la dinastía VI proporciona información sobre los problemas de coordinación que a veces surgían en esta red de inspectores y trabajadores.
La queja de un capataz sobre el retraso en la entrega de ropa para sus obreros ilustra algunos de los desafíos a los que se enfrentaron. Además, se ha encontrado evidencia arqueológica de viviendas y talleres que proporcionan información sobre cómo vivían y trabajaban estos constructores de pirámides.
Una gran maravilla hecha posible por el trabajo de miles
Cada lado de una pirámide tenía su propio equipo de trabajo, y el diario de un capataz llamado Merer, escrito durante el reinado de Keops, arroja luz sobre la logística y el ritmo de trabajo. El pueblo de los constructores de pirámides, descubierto en la década de 1980, reveló viviendas modestas para los trabajadores y estructuras más elaboradas para inspectores y artesanos.
Las condiciones de vida eran duras, y los trabajadores probablemente recibían alimentos como pan, hortalizas, pescado, carne y cerveza. A pesar de que no se ha encontrado evidencia directa de los salarios de estos trabajadores, es probable que hayan sido compensados, al menos en parte, con cereales. Esta evidencia contradice la idea de que fueron esclavos, y sugiere que eran trabajadores contratados.