Desde el silencio de las aldeas aisladas de Siberia hasta el clamor de las grandes ciudades y los pueblos azotados por la guerra en las zonas ocupadas de Ucrania, los rusos votaron en unas elecciones presidenciales dominadas abrumadoramente por Vladímir Putin.
Con las papeletas contadas en aproximadamente el 30% de los distritos electorales el domingo por la noche, Putin estaba claramente encaminado a la victoria tras obtener más del 85% de los votos, según la comisión electoral nacional.
El avance de Putin hacia otro mandato de seis años nunca estuvo en duda. Los otros tres candidatos en la boleta eran todos de partidos amigos del presidente, y los primeros resultados mostraron que ninguno de ellos obtuvo un apoyo de dos dígitos. Con Putin, las fuerzas de oposición en Rusia están firmemente reprimidas; a dos políticos que se oponen a la guerra en Ucrania se les negó un lugar en la boleta electoral.
A pesar de la opresión, hubo silenciosas señales de protesta en Moscú y otras ciudades, donde se formaron largas filas de votantes en las casillas electorales al mediodía, siguiendo una estrategia ideada por el líder opositor Alexei Navalny poco antes de su muerte aún inexplicable en una prisión en febrero. La acción tenía como objetivo mostrarles a las autoridades que un número considerable de rusos se oponen a Putin, a pesar de que no tenían una alternativa genuina por la cual votar y corrían el riesgo de ser encarcelados por protestar abiertamente.
La oposición fue más visible en las embajadas rusas, donde podían votar los ciudadanos que viven en el extranjero. La viuda de Navalny, Yulia, votó en la embajada en Berlín, formada en una fila durante unas cinco horas para hacerlo, y dijo a los periodistas que escribió el nombre de su difunto marido en la papeleta.
En una protesta cerca de la embajada en Berlín, un manifestante sostenía un cartel que mostraba el rostro de un hombre desfigurado por suturas en forma de Z, la letra estampada en los vehículos militares rusos en Ucrania.
Putin, de 71 años y elegido por primera vez en 2000, es el líder ruso que lleva más tiempo en el poder desde el dictador soviético Josef Stalin. Su nuevo mandato le permitirá permanecer en el cargo hasta 2030 y podría postularse para un mandato más después de eso.