Finalmente se dio lo que muchos especialista en política estadounidenses predijeron: Kimberly Cheatle renunció este martes 23 de julio, a la dirección del Servicio Secreto de los Estados Unidos, a 10 días del fracaso en la seguridad en el intento de asesinato del joven Thomas Matthew Crooks, hacia el candidato Republicano, Donald Trump, además, en el episodio también murió el bombero Cory Comperatore y dos personas más quedaron en estado crítico.
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“Asumo toda la responsabilidad por la falla de seguridad. A la luz de los acontecimientos recientes, he tomado con gran pesar la difícil decisión de dejar el cargo de directora”, indicó mediante un comuniciado.
Este lunes, Cheatle había declarado ante la Cámara de Representantes en el Capitolio, y sin buscar muchas excusas sobre lo sucedido se sinceró al sentenciar que “fue el fracaso más significativo de la agencia en décadas”. Sus dichos agudizaron aun más la presión entre los congresista presentes tanto demócratas como republicanos, quienes solo expresaron en sus pedidos que la mujer de 53 años renunciara a su cargo.
Kimberly Cheatle
Oriunda de Illinois, estudió en un colegio secundario católico de Danville, a unos 130 kilómetros al sur de Chicago, y en la Eastern Illinois University, donde se graduó en 1992.
Cheatle, fue la segunda mujer que dirigió el Servicio Secreto, desempeñando varias funciones, entre ellas la de agente especial a cargo de la oficina de campo de Atlanta; agente especial a cargo del centro de formación de la agencia en Laurel, Maryland, y subdirectora de la oficina de operaciones de protección.
Esa oficina, en la que trabajaba antes de irse a PepsiCo, es responsable del desarrollo de tecnología para proteger instalaciones y eventos. Entre sus momentos más recordados, el 11 de septiembre de 2001, formó parte del equipo que condujo a Cheney desde la Casa Blanca a un búnker seguro después de que los aviones se estrellaran contra el World Trade Center y el Pentágono.
