El mercado laboral está cambiando a pasos agigantados. No sólo cambia cuándo, cómo y dónde trabajamos, sino también quién trabaja y qué herramientas utilizamos.
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En ese sentido, un artículo del Foro Económico Mundial, publicado en 2024, señala que la diversidad generacional definirá la fuerza laboral del futuro y destaca que en las próximas décadas veremos un mayor número de generaciones conviviendo en el lugar de trabajo.
Por ello, los individuos y las organizaciones deben adaptarse a los requisitos y oportunidades cambiantes de una fuerza laboral con diversidad generacional.
Los hallazgos, destaca el documento, conllevan a la necesidad de poner en marcha políticas que tengan en cuenta el cambio que se avecina en la fuerza laboral global.
Hasta hace algunos años, la expectativa predominante era que las carreras profesionales fueran de entre 30 y 40 años, y que las personas se pudieran jubilar a los 60 años o unos años después – pero eso ya no es cierto.
Por ejemplo, la duración prevista de la vida laboral aumentó 4,1 años entre 2002 y 2022 en la Unión Europea, y se tiene previsto que dicha tendencia continúe. Esto se debe a que en la mayoría de los países desarrollados y las economías emergentes la población envejece y las tasas de natalidad descienden.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que la población mundial mayor de 60 años será del 22% en 2050 – y en varios países será superior al 30%.
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Aunque no todas esas personas seguirán trabajando, la situación será transformadora, y en las próximas décadas veremos un mayor número de generaciones conviviendo en el lugar de trabajo al mismo tiempo.
Si bien es cierto que eso ya sucede en muchos lugares, las diferencias de edades serán cada vez más grandes con el paso del tiempo. Si trabajar hasta los 70 se convierte en rutina, podría haber 50 años de diferencia entre los empleados más jóvenes y los de edades mayores.
Para profundizar sobre este tema, BSI, certificadora y creadora de estándares globales, realizó una investigación sobre las ventajas de una fuerza laboral con diversidad generacional y un futuro laboral exitoso a partir de los cambios demográficos.
La investigación, Evolving Together: Flourishing in the age-diverse workforce (Evolucionando Juntos: Prosperar en una fuerza laboral con diversidad generacional), identifica ventajas en diferentes rubros y áreas de acción, concluyendo que “el deseo de una mayor flexibilidad es inequívoco, y que el trabajo se adapte a nuestras vidas y no al revés”.
Carlos Román, director ejecutivo del SeniorLab de la Pontificia Universidad Católica de Chile, un laboratorio de innovación social que impulsa proyectos que promueven la inclusión y la productividad de las personas mayores en la sociedad, dijo a Metro World News que el mundo tiene una oportunidad invaluable para repensar el futuro económico y situar a las personas mayores en el centro de esta construcción.
Comentó que en un mundo ideal el tema de la inclusión económica de los adultos mayores no debería verse como un desafío, “pero no es el caso y no se está trabajando lo suficientemente rápido para atender esta problemática”.
Agregó que los empleadores viven en un período de incertidumbre, toda vez que algunos de los cambios son predecibles, como el rápido envejecimiento de la población, mientras que el ritmo exacto y la naturaleza de la revolución digital no lo son.
“A nivel mundial, las personas viven más y las poblaciones envejecen, lo cual se traducirá en una reducción de la fuerza laboral tradicional, de personas en sus veintes, treintas, cuarentas y cincuentas, afectando a muchas economías y sectores. Por otra parte, es posible deducir que más personas permanecerán en la fuerza laboral durante más tiempo, ya sea por elección o por necesidad”, destacó el académico.
Así mismo, señaló que “al hablar de economía, debemos hacerlo desde un enfoque que contemple los desafíos y oportunidades de una sociedad más longeva y de un cambio demográfico acelerado”.
Sobre cómo se debe trabajar ante estos desafíos, precisó que es una tarea que la experiencia internacional dice que se debe abordar de forma colaborativa por los sectores público y privado, ya que hay tareas específicas para ambas partes, que van desde ajustar las edades de jubilación, otorgar incentivos fiscales, y legislar aspectos como el trabajo flexible, hasta elaborar políticas internas y capacitar a la fuerza laboral no solamente en las habilidades que hoy se requieren, sino en las que serán necesarias a futuro.
“Incluso la academia tiene un rol en todo esto, el cual se relaciona con la construcción y la generación de conocimiento que sea de utilidad tanto para las empresas como para el Estado, con el fin de que puedan tomar las mejores decisiones en función de la data”, concluyó.
Para saber más sobre la diversidad generacional en la fuerza laboral del futuro, Metro habló con Megan Gerhardt, profesora de Administración en la Universidad de Miami.
P: ¿Desde el punto de vista económico, qué tan cerca está el mundo de abordar los temas relacionados con la edad, sobre todo de adultos mayores, como una forma de diversidad?
En términos generales, la edad y las generaciones aún están lejos de ser consideradas como una forma de diversidad. Cada vez más empresas incluyen la edad dentro de su estrategia de diversidad, equidad e inclusión, pero es la pieza faltante del rompecabezas de dichas políticas y del rompecabezas cultural en general. Seguimos fallando en entender que crecer en un tiempo distinto de la historia puede aportar diferencias, experiencia y perspectivas interesantes.
P: ¿Cómo pueden los líderes y directivos empezar a combatir el edadismo al interior de las organizaciones?
Todas las generaciones tienen algo que enseñar y algo que aprender. Las organizaciones deben evolucionar y dejar atrás una cultura organizacional que fomenta una guerra de generaciones, que crea tensiones intergeneracionales al creer que están en competencia y que son una amenaza para la otra.
Entre las ventajas de un ambiente laboral multigeneracional destacan un mejor desempeño de los trabajadores al sentirse incluidos y apreciados; una mayor diversidad de habilidades y posibilidades de innovación; un derrame de conocimiento hacia los trabajadores más jóvenes; el surgimiento de mentores; y un mayor compromiso y motivación con el puesto.
P: ¿Cuál debe ser la mayor motivación para implementar un ambiente laboral diverso?
Es bueno para el negocio. Aumentar en un 10% la fuerza laboral de personas mayores, puede fomentar un crecimiento económico de la empresa en un 1,1%, de acuerdo con datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Cambiar el chip del edadismo y promover un ambiente multigeneracional no es una tarea fácil, pero es posible. Se debe reconocer intencionalmente la edad como elemento de diversidad para entonces revisar las prácticas de contratación para que las organizaciones realmente tengan en cuenta a distintos sectores de la población. Así mismo, hay que crear oportunidades de colaboración de equipos con edades dispares, además de hablar sobre la edad en capacitaciones contra los prejuicios.
Nada de esto será posible si las posiciones gerenciales no asumen como propia la lucha por una diversidad generacional.