BOGOTÁ (AP) — El ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, renunció el martes a su cargo de manera “irrevocable” en medio de la reorganización ministerial que está impulsando el presidente Gustavo Petro luego de que quedaran al descubierto las tensiones internas en el gobierno en una inédita reunión televisada.
La dimisión fue informada en X, antes Twitter, por el Ministerio de Defensa en un breve comunicado de prensa en el que no se detallaron las razones de su decisión.
Velásquez era el único ministro que se había mantenido en su cargo desde que Petro asumió en agosto de 2022 como el primer presidente de izquierda en gobernar Colombia. Había resistido al menos tres remezones ministeriales y tenía a su cargo la política de seguridad, clave en un país donde persisten los grupos armados ilegales.
El ministro de Defensa que dimitió tiene una larga trayectoria en la investigación de corrupción y estructuras criminales y presidió la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala.
Su salida se da luego de que Petro pidiera el domingo a todos sus ministros y jefes de departamentos la renuncia protocolaria para ajustar, según dijo, y lograr un mayor cumplimiento de su plan de gobierno. Sin embargo, antes de que pidiera la renuncia habían dimitido dos de sus altos funcionarios inconformes por las tensiones internas.
Así como Velásquez, renunciaron dos ministras de la entraña del proyecto político progresista de Petro: las ministras de Ambiente, Susana Muhamad, y de Trabajo, Gloria Ramírez, del partido Comunista. Ambas manifestaron en sus cartas de renuncia o entrevistas a medios locales que estaban inconformes del rumbo que estaba tomando el gobierno. Muhamad fue explícita en decir que su salida se debe al nombramiento de Armando Benedetti como jefe de despacho presidencial.
Benedetti, quien fue la mano derecha de Petro en la campaña presidencial de 2022, ha sido cuestionado por un presunto caso de violencia de género y audios filtrados que señalan supuestas irregularidades en la campaña electoral con la que Petro llegó al poder. También fue acusado por presunto tráfico de influencias por la Corte Suprema de Justicia en una investigación relacionada con su supuesta intervención indebida en procesos de contratación en un fondo estatal.
El funcionario ha negado los cuestionamientos y también el delito de corrupción. Mientras que Petro lo defendió públicamente asegurando que todos merecen una segunda oportunidad.
La tensión queda al descubierto cuando Petro atraviesa el último tramo de su mandato, a terminar por ley en 2026, con el gran desafío de dejar un legado que le permita a la izquierda continuar en el poder. Sucede también cuando lucha por lograr que sus ambiciosas reformas sociales al sistema de salud y de trabajo sean aprobadas por un esquivo Congreso en el que no goza de las mayorías.
Para Petro, el remezón ministerial tiene de fondo las salidas de quienes tienen aspiraciones para el próximo año de elecciones legislativas y presidenciales, que considera incompatibles con su desempeño en el gobierno.
“Está todo listo, no hay de qué preocuparse, no va a ser tampoco un gran cambio de ministerios, muchos van a permanecer”, dijo Petro el martes a la prensa desde Emiratos Árabes. “Lo que hacemos es quitar las personas que tengan aspiraciones electorales, no es sano que se combinen... ya queremos separar esas aguas”, explicó.