MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Afirman que su reactor alimentado con energía solar podría utilizarse para producir combustible para impulsar automóviles y aviones, o los numerosos productos químicos y farmacéuticos de los que dependemos. También podría utilizarse para generar combustible en lugares remotos o fuera de la red eléctrica.
A diferencia de la mayoría de las tecnologías de captura de carbono, el reactor desarrollado por los investigadores de Cambridge no requiere energía basada en combustibles fósiles, ni el transporte y almacenamiento de dióxido de carbono, sino que convierte el CO2 atmosférico en algo útil utilizando la luz solar. Los resultados se publican en la revista Nature Energy.
La captura y almacenamiento de carbono (CCS) se ha promocionado como una posible solución a la crisis climática. Sin embargo, consume mucha energía y existen preocupaciones sobre la seguridad a largo plazo del almacenamiento de CO2 presurizado en las profundidades subterráneas, aunque actualmente se están realizando estudios de seguridad.
"Además del gasto y la intensidad energética, la CCS proporciona una excusa para seguir quemando combustibles fósiles, que es lo que causó la crisis climática en primer lugar", dijo en un comunicado el profesor Erwin Reisner, quien dirigió la investigación. "La CCS también es un proceso no circular, ya que el CO2 presurizado se almacena, en el mejor de los casos, bajo tierra indefinidamente, donde no es de utilidad para nadie".
"¿Qué pasaría si en lugar de bombear el dióxido de carbono bajo tierra, hiciéramos algo útil a partir de él?", dijo el primer autor, el Dr. Sayan Kar, del Departamento de Química Yusuf Hamied de Cambridge. "El CO2 es un gas de efecto invernadero dañino, pero también se puede convertir en sustancias químicas útiles sin contribuir al calentamiento global".
El grupo de investigación de Reisner se centra en el desarrollo de dispositivos que conviertan los desechos, el agua y el aire en combustibles y sustancias químicas prácticas. Estos dispositivos se inspiran en la fotosíntesis: el proceso por el cual las plantas convierten la luz solar en alimentos. Los dispositivos no utilizan ninguna energía externa: ni cables ni baterías; todo lo que necesitan es la energía del sol.
TOMA EL CO2 DEL AIRE Y LO CONVIERTE EN GAS DE SÍNTESIS
El sistema más nuevo del equipo toma el CO2 directamente del aire y lo convierte en gas de síntesis: un intermediario clave en la producción de muchos productos químicos y farmacéuticos. Los investigadores dicen que su enfoque, que no requiere transporte ni almacenamiento, es mucho más fácil de ampliar que los dispositivos anteriores que funcionan con energía solar.
El dispositivo, un reactor de flujo alimentado con energía solar, utiliza filtros especializados para capturar el CO2 del aire por la noche, como una esponja absorbe el agua. Cuando sale el sol, la luz solar calienta el CO2 capturado, absorbiendo la radiación infrarroja y un polvo semiconductor absorbe la radiación ultravioleta para iniciar una reacción química que convierte el CO2 capturado en gas de síntesis solar. Un espejo en el reactor concentra la luz solar, lo que hace que el proceso sea más eficiente.
Los investigadores están trabajando actualmente en la conversión del gas de síntesis solar en combustibles líquidos, que podrían usarse para impulsar automóviles, aviones y más, sin agregar más CO2 a la atmósfera.
"Si construyéramos estos dispositivos a escala, podrían resolver dos problemas a la vez: eliminar el CO2 de la atmósfera y crear una alternativa limpia a los combustibles fósiles", dijo Kar. "El CO2 se considera un residuo nocivo, pero también es una oportunidad".
Los investigadores afirman que una oportunidad especialmente prometedora se encuentra en el sector químico y farmacéutico, donde el gas de síntesis se puede convertir en muchos de los productos de los que dependemos todos los días, sin contribuir al cambio climático. Están construyendo una versión a mayor escala del reactor y esperan comenzar las pruebas en primavera.
Si se amplía, los investigadores afirman que su reactor podría utilizarse de forma descentralizada, de modo que, en teoría, las personas podrían generar su propio combustible, lo que sería útil en lugares remotos o fuera de la red eléctrica.