CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Pese a los estragos que ocasiona en todo el mundo el cambio climático, las icónicas mariposas monarca parecieran haber ganado la partida, al menos temporalmente, al lograr adaptarse a las fluctuaciones del clima.
La más reciente medición realizada en México por la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) mostró que las zonas donde las mariposas monarca pasaron este año el invierno alcanzaron las 1,79 hectáreas, duplicando el registro del año previo que fue de 0,9 hectáreas.
El registro anual no contempla el número de ejemplares sino las hectáreas donde pasan los meses de octubre a marzo en las montañas de los estados de México y Michoacán, en el centro y occidente de México.
Las monarcas que llegan a México vienen del este de Estados Unidos y Canadá, mientras que las poblaciones que habitan en el oeste de las Montañas Rocosas suelen invernar a lo largo de la costa de California.
Según explicó Gloria Tavera Alonso, directora general de conservación para el desarrollo de la CONANP, la recuperación de la población de las monarcas se debió a que “nos favoreció el clima, la humedad” y a los esfuerzos que desplegaron las autoridades, la sociedad civil y la academia en Estados Unidos para incrementar el número de plantas con néctar y asegurar que los insectos tuvieran suficiente alimento y más espacio para su reproducción.
Pese a los registros alentadores que se dieron en México, en Estados Unidos no se corrió con la misma suerte.
La Sociedad Xerces para la Conservación de Invertebrados informó el mes pasado que sólo contó 9.119 monarcas en 2024, lo que representó una disminución de 96% respecto del año previo cuando se registraron 233.394. El total fue el segundo más bajo desde que el sondeo comenzó en 1997. La mayor caída fue en 2020 cuando se registraron 1.901 monarcas.
Según los especialistas, las monarcas enfrentan riesgos en todo el continente debido, en gran medida, a la desaparición del algodoncillo, la planta huésped de las orugas del insecto. La planta ha estado desapareciendo como consecuencia de las sequías, incendios forestales, el uso de pesticidas y el desarrollo urbano. Los intensos calores que se registraron el año pasado en los estados del oeste de Estados Unidos también pudieron haber ralentizado la reproducción.
Ante los alarmantes registros, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos anunció en diciembre que estaba trabajando para colocar a las monarcas en la lista de especies amenazadas, con lo que se prohibiría matarlas, transportarlas o realizar cambios en el terreno que impliquen la eliminación del algodoncillo.
Entre las medidas también se contempla la protección de 1.779 hectáreas en siete condados costeros de California a los que las monarcas del oeste acuden a pasar el invierno.
La agencia tiene hasta diciembre para decidir si incluye oficialmente a la monarca en la lista de especies amenazadas.